Borches empezó su trayectoria artística en la escultura, pero en 2015 descubrió
en el grabado una técnica que le permitió expresarse a través de las marcas
duras y agresivas que deja la gubia sobre la madera. Esta especialidad fue
ideal para profundizarse, desde 2019, en el tema del trabajo humano, a partir
de lo que desarrolló una producción en la que se plasma la supervivencia de
rostros quemados por el sol y espaldas dobladas por el agobio y la rutina.
En palabras de Sergio Portabales, profesor de arte, estas obras, durante mayo,
serán “un modesto pero sentido homenaje a todos esos trabajadores que
transitan nuestro mundo dejando una huella anónima y silenciosa, pero a la vez
profunda y poderosa de la condición humana”.